La historia de esta norteamericano, hijo de inmigrantes rusos, no ha
dejado de fascinar a científicos y curiosos desde hace años. William
Sidis es considerado por muchos como la persona más inteligente
conocida, aunque muchos ponen en duda esta afirmación ya que en la época
en la que vivió y por cuestiones personales el test de coeficiente
intelectual nunca le fue realizado.
Además, aunque claramente
poseía una inteligencia extraordinaria, no se sabe cuánto influyeron los
ejercicios y presiones que los padres le imponían desde pequeño.
Una mente diferente
Los padres de William ya en sí eran especiales: ambos eran inmigrantes
rusos en Norteamérica, con grandes cualidades intelectuales; su padre
Boris Sidis era un psicólogo, autor y pionero de numerosos ensayos y
teorías aplicadas y Sarah, su madre, fue una de las primeras mujeres
médicas de Norteamérica. Ambos eran además bastante extravagantes y
experimentales, por lo que no dudaron en explotar las cualidades que
notaron en su hijo desde los primeros meses.
William Sidis nació
en 1898 y desde pequeño demostró una gran capacidad de aprendizaje,
motivado en gran parte por sus padres, quienes lo sometían a ejercicios
para aumentar sus conocimientos prematuramente.
Por ejemplo, a
los seis meses balbuceó sus primeras palabras, ayudado por sesiones
hipnóticas a las que su padre lo sometía para aprender el alfabeto, a
los ocho meses se alimentaba con cubiertos y al año y medio ya leía los
periódicos. A los cinco años, sus habilidades comenzaron a sorprender
aún más y el niño se hizo conocido en los diarios, apareciendo muchas
veces en la portada del New York Times.
Escribía y leía más que
un adulto tomos de libros de medicina o historia; aprendió como
autodidacta ocho idiomas e incluso inventó uno propio, el Vendergood. Al
momento de su muerte hablaba más de 40.
A la edad de nueve años
se inscribió en Harvard, donde adquirió conocimientos de matemática
avanzada y cursó hasta los 16 otras carreras, como arte, recibiéndose
cum laude (destacado) en 1914. Luego abandonó su doctorado por
incomodidades con otros alumnos y se inscribió en Derecho, aunque no
terminó su último año.
Adultez y problemas:
Las inquietudes
de William se trasladaron a la política y en 1919 fue arrestado y
condenado a 18 meses de prisión por participar en una revuelta
socialista.
Gracias a sus contactos, su padre evitó que terminara
preso, pero junto a su esposa trasladaron a su hijo al asilo para
enfermos psiquiátricos que administraban y lo sometieron a un encierro
de un año. Luego de esto, Sidis se trasladó a California.
El ocaso:
En la costa oeste quiso dejar atrás al pasado y ser independiente de
sus padres y de las presiones que la vida le imponía. Más allá de su
inteligencia, socialmente Sidis nunca pudo encajar en ningún sitio.
Él mismo confesó en su juventud que las mujeres no le interesaban,
aunque se dice que llegó a tener sentimientos hacia Martha Foley, una
escritora.
Durante el resto de su vida William Sidis se dedicó
más que nada a escribir artículos en periódicos y ensayos, la mayoría
sobre temas oscuros o polémicos. Finalmente, su vida acabó de manera
abrupta en 1944 por un derrame cerebral cuando contaba con 46 años.
Existen muchos puntos grises en la historia de este personaje.
Excéntrico, antisocial, acaso incomprendido. Su coeficiente intelectual
fue calculado en alrededor de 300, una marca sorprendente teniendo en
cuenta que la mayoría de los mortales contamos con alrededor de 100.
¿Crees que William Sidis puede haber sido el más inteligente de la
historia?
Fuente: ojocientifico.com