viernes, 27 de febrero de 2015

7 tipos de desmotivación que te impiden avanzar


Cuando se trata de alcanzar una meta, nuestro peor enemigo no es la escasez de recursos, los obstáculos que nos pueden poner las personas que se encuentran a nuestro alrededor y ni siquiera la falta de habilidades sino la desmotivación.

La motivación es el principal motor impulsor de nuestra conducta, es una pieza angular de la productividad, la creatividad y la felicidad. Los motivos dirigen nuestro comportamiento y nos permiten mantener el rumbo. Si perdemos la motivación, perdemos la energía y nos quedaremos a mitad del camino.

La desmotivación es como la nieve


Se dice que los esquimales tienen diferentes palabras para referirse a la nieve ya que, como se trata de un fenómeno que les resulta tan familiar, son capaces de apreciar las sutiles diferencias entre los diferentes tipos de nieve. Así pueden reaccionar de manera diversa, adaptar su comportamiento y aprovechar las ventajas que ofrece cada tipo de nieve.

En el caso de la desmotivación, la mayoría de las personas no establece distinciones, simplemente asume que está luchando contra un mismo problema. Sin embargo, la desmotivación en realidad es como la nieve, existen sutiles diferencias que normalmente no notamos.

En esencia, la desmotivación es la falta de compromiso con determinadas metas, pero en su base se esconden diferentes causas. Si no sabemos a qué tipo de desmotivación nos enfrentamos, si no escudriñamos en sus orígenes, no podremos delimitar una estrategia eficaz que nos saque de ese estado de apatía.

Las causas de la desmotivación: ¿Cómo combatirlas?


1. Miedo. Aunque hayas tomado una decisión, cuando exploras un territorio nuevo y sales de tu zona de confort, es normal que una parte de ti experimente miedo. Hasta cierto punto, ese temor es beneficioso ya que hará que avances con cautela pero también puede generar incertidumbre y dudas, puede colocar trabas en el camino que en realidad no existen, solo porque intenta que te mantengas al seguro. Si el miedo es muy grande, aunque estés muy entusiasmado con el proyecto, el temor se encargará de desmotivarte.

¿Cómo reencontrar la motivación? Comienza por descubrir cuáles son tus miedos, ponles un nombre. El simple acto de reconocerlos ya les resta influencia. Además, diseña una estrategia detallada que te permita alcanzar la meta pero dando pasos pequeños, que no generen demasiada tensión para que no tengas la sensación de que has perdido por completo el control.

2. Metas erróneas. Todos tenemos un “yo esencial” y un “yo social”. El “yo esencial” es más soñador, creativo y espontáneo, mientras que el “yo social” se encarga de que sigas las reglas y te adaptes al medio. Sin embargo, en ocasiones ese “yo social” establece metas que van en contra del “yo esencial”, que no te satisfacen plenamente. Es lo que en Psicología se conoce como “motivos extrínsecos”. Esos motivos pueden darte energía durante una parte del camino pero antes o después, la desmotivación sentará casa. 

¿Cómo reencontrar la motivación? Revisa tus objetivos y pregúntate si realmente te satisface seguir ese camino. Considera que tu “yo esencial” no siempre utiliza el lenguaje verbal para indicarte lo que desea por lo que debes escuchar lo que dice tu cuerpo y lo que indica tu intuición. Si no te sientes cómodo con determinadas metas, deberías cambiar el rumbo. 

3. Falta de claridad. En la mayoría de los casos, las metas surgen como imágenes vagas de lo que deseamos alcanzar, poco a poco esa imagen se va haciendo más nítida y aumenta su poder movilizador sobre el comportamiento. Sin embargo, una imagen no basta, es necesario establecer objetivos a corto y mediano plazo, así como determinar las acciones necesarias para alcanzarlos. Si no sabes cuál es el próximo paso, te sentirás confundido y sobresaturado por lo que es fácil que aparezca la desmotivación. 

¿Cómo reencontrar la motivación? Dedica tiempo a planificar tu futuro, visualiza qué quieres lograr, establece objetivos y determina un plazo para cumplirlos. Cuando tienes un plan y sabes lo que debes hacer, no solo te sentirás más motivado sino que lograrás avanzar más rápido y con mayor seguridad.

4. Conflicto de valores. Tus valores te definen como persona, son una brújula que te orienta en medio de los conflictos. Por eso, cuando te ves obligado a renunciar a alguno de los valores que te identifican, en tu interior se genera una contradicción, luchan fuerzas que siguen direcciones opuestas. En esos casos, la desmotivación es una estrategia de tu “yo” para hacer que desistas de tu intento y lograr que seas fiel a esos valores.

¿Cómo reencontrar la motivación? Necesitas ser consciente de cuáles son los valores que están causando el conflicto y preguntarte si realmente te definen como persona. Piensa en cómo te sentirías si consiguieras tu objetivo a costa de obviar esos valores. Determina qué es más importante para ti y, en base a ello, mantén el rumbo o cambia la dirección. Recuerda que el fin no siempre justifica los medios.

5. Dolor por la pérdida. Todas las grandes metas demandan grandes sacrificios. Simplemente resulta imposible tener todo lo que deseas sin renunciar a nada. Sin embargo, no siempre somos conscientes de ello sino que nos damos cuenta a mitad del camino, cuando constatamos la pérdida. En ese momento, el dolor y el sufrimiento pueden llegar a ser paralizantes y surge la clásica pregunta ¿realmente vale la pena? Entonces aparecen las dudas, la sensación de culpa y la falta de confianza. 

¿Cómo reencontrar la motivación? Es importante que no intentes esconder ese dolor y seguir adelante a como dé lugar. Tómate tu tiempo para procesar la pérdida y aliviar el sufrimiento que esta ha provocado. Puede que necesites preguntarte qué estás dispuesto a perder para alcanzar esa meta, esa respuesta te servirá para clarificar tus límites. En este punto quizás necesites replantearte tus objetivos, o tal vez solo necesitas ir más despacio. 

6. Ausencia de desafíos. Los desafíos son fundamentales para mantener viva la motivación. Los retos son esa chispa que nos empuja a ir más allá y a no desfallecer aunque el camino se haga cuesta arriba. Sin embargo, para lograr una meta a menudo debemos realizar tareas que resultan tediosas y que pueden dar al traste con la motivación ya que no representan nuevas oportunidades para crecer y mejorar. Es ese momento en el que te das cuenta de que todo no es tan divertido como parecía. 

¿Cómo reencontrar la motivación? Plantéate nuevos desafíos, encuentra maneras diferentes de hacer esas tareas que te resultan aburridas. Recuerda que un simple cambio puede marcar la diferencia y que siempre existen diversos caminos para llegar a un mismo punto. Busca actividades que te inspiren y representen un reto.

7. Cansancio. Cuando te planteas una meta te sientes invadido por un estado de euforia que te brinda una dosis extra de energía. Sin embargo, a medida que la cuesta se hace más empinada, el cansancio no tarda en aparecer. Se trata de una extenuación a nivel mental y físico que se manifiesta bajo un tipo de desmotivación muy insidioso y te puede tentar a tirar la toalla. De hecho, es una situación muy común cuando no alcanzamos los objetivos tan rápido como pensábamos o cuando la tarea demanda más energía y recursos de los que habíamos contabilizado.

¿Cómo reencontrar la motivación? Descansa. El agobio y la fatiga son respuestas normales, sobre todo después de un esfuerzo sostenido. Una vez que has llegado a este punto, es necesario que tomes un respiro, no es conveniente que sigas a como dé lugar. De hecho, es recomendable que cambies de actividad durante un tiempo, el justo para reencontrar la pasión y ver la situación desde una perspectiva diferente. Cuando regreses al proyecto no solo tendrás más fuerzas sino también nuevas ideas.


Un coach puede ser la solución


Cuando pierdes la motivación por un proyecto, obligarte a seguir no es la solución. De hecho, es aún peor porque cada tipo de desmotivación encierra un mensaje que no debes ignorar. En esos casos, un coach puede ser de gran ayuda.

El coaching es un proceso dirigido a liberar tu potencial, para que logres alcanzar las metas que te has propuesto. Un coach te ayudará a analizar tu situación actual, a redefinir tus objetivos y a establecer un plan para lograrlos. A través del coaching entrarás en contacto con ese “yo esencial”, podrás redescubrir tus pasiones e intereses, aumentar tu autoconfianza y aprender a gestionar mejor tu tiempo y recursos.

Si necesitas ayuda, puedes echarle un vistazo a los diferentes profesionales del coaching personal y empresarial que se encuentran en MundoPsicólogos. Hallarás más de mil centros psicológicos y profesionales a lo largo y ancho de España. En sus respectivas fichas puedes consultar sus áreas de especialización, imágenes del centro y las opiniones de otras personas que han solicitado sus servicios.



(Fuente y redacción: http://www.rinconpsicologia.com/)