Edward Mordrake fue un hombre de origen inglés con una
peculiar y terrorífica deformidad. Él poseía una cara adicional en la parte
posterior de la cabeza.
Edward aparentemente nació saludable, a excepción de la
patología ya mencionada. Debido a que no se tienen muchos registros sobre el
caso de Edward poco se sabe de él y de su padecimiento. Lo que también creó una
gran polémica en torno a la veracidad del caso, y pocos libros de medicina lo
mencionan.
La segunda Cara de Edward no respiraba, ni hablaba, pero se dice que era capaz de reír y llorar.
Cuando Ya era adulto, Edward suplicó a los doctores que le
removieran la segunda cara, porque decía que le susurraba cosas en un leguaje
demoniaco mientras dormía, y estaba enloqueciendo.
Se sabe tan poco sobre este caso, que es difícil ubicarlo históricamente, y solo quedan los testimonios de algunas personas y médicos, y se cree que a lo largo del tiempo la historia ha sido encantada y alterada.
Lo que es cierto es que el pobre Edward se libró de la
ansiedad que lo acompañaba desde el mismo día que nació, y hay quienes dicen
que tras su muerte la cara maldita le fue extirpada, para que el pobre Edward
pudiera descansar en paz sin tener que escuchar aquellas voces infernales jamás
en su eterno descanso.