Debieron ser las desviaciones en el camino. Sí, eso es. Él
se adelantó y me distraje solo por un segundo. Un segundo debió ser suficiente
tiempo, supongo. Pero permíteme explicarte de qué estoy hablando:

Fue casi cuatro kilómetros adelante cuando empecé a
sospechar algo extraño. Lo primero que noté fueron sus ropas. Podría jurar que
llevaba algo escrito en la parte de atrás de la sudadera. Entonces cuando mis
ojos se ajustaron mejor a la oscuridad me di cuenta que algo estaba
terriblemente mal. La única forma en que
podría describirlo es que sus ropas no se movían mientras corría, casi como si
fuera una única masa sólida que había sido pintada.

Ahora que lo pienso, esa cosa trataba de atraerme a su guarida.
No quisiera saber qué habría pasado si lo hubiera seguido.
(Traducción y adaptación: Armando Martínez).